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Mario Trucco y Rosa 1956.jpg

ANOCHECE

 

El patio está inerte,

las sombras obnubilan

y al estrellarse en ellas

se desploma en pedazos

el ingenuo sueño

de una vejez tranquila.

Próximo al abismo,

regresa a mí el poeta

y lo comprendo:

Yo sé que hay una luz

que no se apaga,

yo sé que hay que llegar alguna vez

y sé que están hechas una llaga

las plantas de mis pies1

Pero la vida enseña.

Transito torpemente

y con torpeza pretendo

vivificar momentos

de colores y fragancias

que saciaron las ansias

de esa paz hogareña.


Recorro macetones

donde yace un jazmín

intuyo a las camelias

florando perezosas.

trepadoras curiosas

espiando a los vecinos

y anidando los trinos

de plumajes viajeros.

Me orienta y me protege

con ternura una Rosa

que nunca tuvo espinas,

me conmueve y fascina

cuando leve y mimosa

me susurra al oído

que siempre se ha sabido

la elegida entre todas.


 

Y cuando la sobretarde

comienza a enfriar las cosas

con marcha cautelosa

me regresa hasta la pieza

me alienta la certeza

de no estar en soledad.

Porque allí siempre estarán

Alegres y tolerantes

los de ahora y los de antes

que me dieron su amistad.

No habrán de deslumbrar

con historias rimbombantes

pero quizá por instantes

te conviden a pensar,

eso es bueno,

Acompañame

Cuidado con el escalón…

MARIO TRUCCO


 

 

1 Trémolo, Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte).

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